¿un sueño fertil?

Entre a una gran confusión, tener que saber cuando existe o no corrupción en una determinada institución, les contare una historia de una familia, donde a uno cuanto le había costado llegar a poner su negocio de cementos, era algo con lo cual siempre había soñado y a los 40 años de edad, por fin, lo había conseguido. Ahorró durante casi 6 años para llegar a la cuota que el banco exigía. Es decir, el señor Pablo Romero era considerado, recién, un ser humano digno y confiable por el banco. Así es. Que celebración hicieron él, su esposa, madre y hermanos cuando el banco finalmente le dio el “si”. La tía Anita, de 75 años, mato a las gallinas más gordas de su chacra, el tío Benito empeño el reloj para llevar algunas cervezas y su hermano saco un poco de la plata que estaba juntando para armar su campaña y postular a la alcaldía del distrito.

A sus cuarenta años había trabajado como albañil, transportista, personal de seguridad, encargado de una tiendita de abarrotes y muchos otros oficios mas. Pero, por fin, ya se empezaba a cumplir el sueño de toda su vida: el negocio propio. Desde que había cumplido los 20 años soñaba con poner un negocio de cemento. Los 10 años en los que había trabajado como albañil habían despertado en el una conexión inusitada con el material. No se imaginaba trabajar o vivir de otro modo. Tantos años lo había estado pensando, delineando, que también tenia el nombre para su pequeña empresa: “Cemental, como el caballito de mi Abuelo, ¡que gran caballo era!” , se decía a si mismo.

Un año después de crear su empresa, Pablo Romero estaba con la soga al cuello. La empresa no tenía muchos pedidos y las deudas se le iban acumulando. En todo ese tiempo, el pelo se le había puesto blanco y hasta un tic nervioso se había instalado en su cara. “todo está mal, creo que voy a tener que cerrar”, le decía entre lagrimas a su hermano Leonardo. Y como es la vida que, ese mismo año, Leonardo, su hermano, fue elegido alcalde en la localidad donde residían. “Leonardo, Leonardo, Leonardo Romero”, gritaba la población que creía en el, que era la mayoría. Claro está, que con esta feliz noticia la familia volvió a celebrar. La tía Anita mato el doble de gallinas el dueño de la empresa “Cemental” gastó lo poco que había ganado en el mes para pagar su deuda, el tío Benito, como no tenia que empeñar, pidió fiado a su compadre, y así sucesivamente. “tenemos la vida solucionada”, le decía Leonardo a su familia.

Sin dudarlo dos veces el nuevo alcalde, Leonardo Romero, Se embarcó en el proyecto de remodelación de la plaza principal de la ciudad. “ la modernidad, está asociada al concreto, sino miren Lima” le dijo a su pueblo.

Se convoco a una licitación pública, pero qué más da, ya todo estaba arreglado: el alcalde Romero exigió a los asesores legales que el resultado del proceso favorecería a “cemental”. Fue así como pablo romero, a través de ese gran pedido, pudo sacar adelante a su empresa “cemental”. La tía Anita no solo recupero a sus gallinas si no obtuvo un terreno el doble de grande, el tío Benito no volvió a tener la necesidad de empeñar algo, por lo menos en esos años, y el pueblo de la familia nunca más vio en su plaza arboles ni plantas.

Frente a esta situación en una discusión con amigos, se discutió bastante pero ustedes consideran que hay acto de corrupción?